sábado, 5 de abril de 2014

CON LA PASIÓN POR LAS MOTOS HASTA EL "SI, QUIERO".

BODA ENTRE DIEGO Y YOLI, CAP.PROSPECT REBELS DE POTEVEDRA

Desde el principio la historia de amor de Diego y Yolanda no podría enmarcarse en la etiqueta de “convencional”. Ambos son fruto de las relaciones 2.0 o, lo que es lo mismo, aquellas que nacen a raíz de internet y de las redes sociales. Fue en Facebook donde surgió la chispa entre este oventense y esta sanxenxina residentes en Vilaxoán, pero fueron las motos y la pasión de ambos por el motor los que los hicieron caminar de la mano hacia el “sí, quiero”.
El amor fue creciendo durante los últimos cinco años y fue ayer cuando ambos quisieron sellarlo para siempre en matrimonio. Hacía tiempo que en Ravella no se vivía un enlace tan poco convencional, de ahí que la expectación fuese notable al filo de la una de la tarde a las puertas del Consistorio. Y es que la boda de Diego y Yolanda se caracterizó por la diversidad y la originalidad. A la espera de los novios había invitados engalanados con sus chupas de cuero, tachas por doquier y el emblema de las dos peñas a las que pertenecían los novios: la Rebels Mc Hispania y la C.M. Terra Galega. Otros optaron por modelos más sencillos e incluso hubo quien se atrevió con el largo y con colores como el azul eléctrico o el morado.
La lluvia que caía sobre Vilagarcía a la una de la tarde no restó vistosidad a la ceremonia. Los invitados que esperaban pacientemente a las puertas de Ravella advirtieron la inminente llegada del novio por los fuertes rugidos de las motos que venían circulando por Rosalía de Castro. Una docena de motos conformaban la comitiva encabezada por Diego ataviado con camisa blanca, cadena a la cintura y un chaleco de cuero en el que se leía en rojo la palabra “Rebels”.
La pareja sí cumplió con la tradición en el hecho de hacer esperar al novio. Yolanda se retrasó treinta minutos y la lluvia impidió que llegase a Ravella montada en su trike. Lo hizo en coche, del brazo del padrino, de blanco radiante con tacones del mismo color y, eso sí, un chaleco de cuero en el que podía leerse el emblema de su club y con el que hacía gala de su pasión motera.
Los cerca de treinta invitados llenaron el Salón Nobre en una ceremonia sencilla que se encargó de oficiar el alcalde, Tomás Fole. El regidor intentó suavizar los nervios de los dos contrayentes al principio de la ceremonia manifestándoles su “envidia por llevar hasta el extremo esta pasión por las motos y por el motor y que hace de vosotros unas personas muy especiales”. Bromeó con un “pensábamos que íbais a entrar con las motos hasta el salón” y, echando mano del argot motero como él mismo dijo, inició la ceremonia propiamente dicha con un “arrancamos”. Minutos después el alcalde les declaró “marido y mujer” y les indicó que “amarse no es mirar uno al otro, es mirar juntos en la misma dirección”. Sin embargo fue Diego el que sacó a relucir su rollo más motero diciendo en alto “prometo cuidarte tan bien como a mi cuero y montarte tantas veces como a mi moto”, lo que arrancó fuertes aplausos por parte de los invitados.
Después de los besos y abrazos de felicitación y buenos deseos para una vida nueva los recién casados abandonaron el Consistorio de Vilagarcía montados ambos en una moto y seguidos de toda la comitiva. El banquete se celebró en Sanxenxo donde, seguro, rugieron los motores hasta el amanecer.